05/08/2019
Extraños en un Tren
En tiempos en los
que hablamos sin parar de plazos, informes y estudios, poco se habla de la
realidad del futuro de las vías y quien las habita. Todo lo demás, una cortina
de humo para mantenernos entretenidos hasta 2020.
Si antes de esa fecha la
variante de Pajares y el Plan de Vías no cuentan con una inversión notable, el asunto se quedará en otra Zalia, en otro aeropuerto fantasma, en
otra inversión de dinero público tirado.
Y me
explico:
En 2020 llegará la privatización
del transporte ferroviario de viajeros, es decir, el tren. Después de años de dudas, en el mes de
diciembre, casi a un año vista, es la fecha en la que el sector del trasporte
de pasajeros en ferrocarril se liberaliza.
¿Qué significa esto?
Durante los últimos años ha ido sucediendo ese
proceso de liberalización por casi toda Europa y aquí, en España, una vez más
seremos los últimos, no por la defensa del ferrocarril público estatal sino por
incompetencia y por el propio caos de inversión en el que estamos.
El resumen de lo que se pretende
es sencillo, viene derivado de un mandato de la UE: Eliminar los monopolios
ferroviarios. ¿Cómo repercute eso en España? Vayamos a la teoría.
Sobre el papel, si logramos que
dos o tres operadores más entren en servicio sobre nuestra red ferroviaria,
favoreceremos que se abaraten los precios de los billetes y, de esa manera,
también contribuimos a que la gente utilice en mayor medida un transporte
colectivo menos contaminante que el vehículo
privado (aunque esto da para otro debate) a semejanza de lo
que sucedió con la liberalización del transporte aéreo años ha.
A partir de ahí vienen los
peros. Los miles de millones de inversión pública de los últimos lustros pueden
redundar en un beneficio netamente privado, es decir, metimos dinero entre
todos para hacer vías que el Estado no
recuperará. Esto puede obviarse si priorizamos que de esa
manera hemos logrado vertebrar mejor el país, el territorio, cosa que no ha
sucedido en el caso de Asturias, con unos trenes de Cercanías que brillan por
la falta de inversión y mantenimiento y sin transporte de alta velocidad con el
resto de España.
La siguiente cuestión es la
habitual, se supone que el Ministerio de Fomento sacará en paquetes las líneas
de ferrocarril, incluyendo dentro de los paquetes las líneas que podría querer
cualquier operador (Madrid-Valencia, por ejemplo) y las que igual no tanto, y
en este punto comenzamos a situar a Asturias. Se hacen lotes como en las
herencias.
Una vez que se de este proceso, las inversiones que pueda acometer Renfe serán menores muy probablemente. ADIF ya no podrá endeudarse como está por encima de los 19.000 millones (es más que discutible que destinen el 80% del presupuesto anual a los AVE que llevan el 5% de los pasajeros y que solo inviertan el 20% en las Cercanías y Media Distancia que llevan al otro 95% de la gente) y proyectos inacabados como la variante de Pajares y nuestro querido Plan de Vías se presentan de muy complicada resolución.
Sé que el Presidente de Asturias
acaba de tomar posesión del cargo y la alcaldesa de Gijón casi también, pero su partido no.
Saben de qué va todo esto. Sería conveniente que se dieran prisa en terminar lo
inacabado o más bien, en empezarlo.
A mi me rechina que se posponga
una y otra vez nuestro Plan de Vías, el Estudio Informativo, vuelta de la
ubicación de la Estación Intermodal en Moreda, un plan especial paralizado… Sí,
son los motivos que vemos pero parecen simplemente una cortina de humo para
esperar a tener la excusa perfecta para no hacer nada.
Que llegue diciembre de 2020 y
que las obras del Plan de Vías no se hayan iniciado; las vías empiezan a contar
con operadores privados de trasporte por lo que ADIF contará con menor
capacidad de endeudamiento al tener la operadora pública menor capacidad de
facturación; eso hará que nuestros dirigentes políticos del momento digan que
haya que priorizar la inversión en las cercanías (en las que a día de hoy tienen comprometidos más de 530
millones de euros e invertidos 0) y, como mucho se “solucione” lo de los túneles
de la variante de Pajares. Tachán tachán… por supuesto no habrá dinero para
invertir 800 millones en una estación término como es la de Gijón, de la que no
se puede sacar más dinero que de la gente que venga a la ciudad.
Con suerte, en ese momento el mensaje
habría calado de tal manera, que con que pusiesen una estación fija, ni
intermodal, ni túnel de metrotren, ni cambio de modelo de movilidad en la
ciudad, ni nada, simplemente una estación, estaríamos tan felices que hasta
vendrían políticos a inaugurarla.
Temo que todo eso suceda si
antes de esa fecha, ¡recuerden: diciembre del año 2020!, la obra civil del Plan
de vías no ha comenzado. Veremos.
David Alonso
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